jueves, 16 de octubre de 2025

 


MATERIAL DIDÁCTICO. CARPETA DOS. DOCUMENTOS VARIOS.


I. Día de la cultura.  Discurso.



OBJETIVO ENSEÑANZA CERO. ¡YA CASI ESTAMOS!


(Discurso oficial para un día tan señalado como hoy… Palabras de nuestro apreciado Director ante el Amado Lider)



Los profesores nos tomamos muy en serio el lema del gobierno de “Enseñanza cero”, es decir, que un alumno salga del instituto tan ignorante como entró. No es nada fácil, pero después de años de arduo trabajo puedo decir que ya lo estamos consiguiendo. Por desgracia no se puede hacer mucho contra la inteligencia. Hay alumnos que tienen la desgracia de nacer inteligentes, y, pase lo que pase, serán inteligentes toda la vida. Pero si no podemos hacerlos tontos, al menos los haremos ignorantes. Y hasta donde sea posible, nos aseguraremos de que esa ignorancia se adhiera a ellos y los proteja, como tela impermeable, de los peligros de la inteligencia, que son muchos y terribles, como de todos es sabido.  En caso contrario, ese defecto natural e inevitable les podría conducir a la soledad y la desesperación y así podrían caer en vicios tan horrendos como la lectura o cosas aún peores que mejor ni mencionar.


He dicho “los profesores”, en plural, pero a nadie se le escapa que aún hoy, pese a todos los esfuerzos del gobierno, queda un pequeño grupo de radicales antisistema, que siguiendo las doctrinas terroristas de gente perversa como Rousseau, Montesquieu o Voltaire (entre otros individuos de esa calaña) están empeñados en intentar que sus alumnos “aprendan cosas”, que “tengan una cultura”, que (tápense los ojos y los odios, voy a tener que decir y escribir palabras muy feas) “puedan pensar por ellos mismos”, que “sean ciudadanos críticos y cívicos”… En fin, ideas muy peligrosas que no producen ningún bien a la sociedad y sí, en cambio, provocan un daño irreversible, profundo, incurable y muy doloroso, a quién las padece. Por tanto, por el bien de nuestro alumnos, estos profesores rebeldes deben ser apartados del sistema. Por suerte nuestros gobernantes, debo seguir diciendo, no son ajenos a este problema, y están tratando, me consta, de hacer lo que pueden para acabar con él. El primer paso es aumentar todavía más la burocracia. El siguiente paso, inevitable, es identificar a los sujetos nocivos, separarlos del resto y enviarlos a las “mejores” clases de los “mejores” institutos, para ver si allí abandonan esas tontas esperanzas de insumisión que pese a todo aún conservan. Si estos sujetos, ahogados por la burocracia y en manos de alumnos “especialmente activos” que los mantienen “ocupados” (luchando cada día por su integridad física con diversos deportes de riesgo), desisten de su actitud hostil y se vuelven tan disciplinados y eficientes como el resto de sus compañeros, este ansiado objetivo de “Enseñanza cero” se habrá cumplido finalmente. 


Hay que tener en cuenta , afortunadamente, que el gobierno cuenta con un gran aliado: los padres de los alumnos, siempre dispuestos a velar por el futuro de sus hijos (el verdadero futuro de sus hijos, que se basa en la sumisión y la obediencia, como todo el mundo sabe, y no en esas absurdas y delirantes doctrinas de los profesores rebeldes), y esa ayuda siempre es muy importante y nunca hay que menospreciar. Tenemos el ejemplo de cómo, en situaciones muy adversas, el profesor rebelde ha podido ser finalmente desenmascarado y neutralizado gracias a la acción combinada de la administración educativa y los padres. Sin la acción conjunta de estas fuerzas de choque, el profesor rebelde podría hacer conseguido inocular su veneno filosófico a un indeterminado número de alumnos, totalmente desprotegidos ante el peligro que se cernía sobre ellos. Por suerte estos casos son la minoría, en la mayoría de las ocasiones el sistema funciona muy bien, abortando desde raíz todo tipo de actividad antisistema y antieducativa por parte posibles grupos de profesores terroristas y alborotadores. Por consiguiente, quiero acabar este pequeño discurso con palabras de optimismo. Por el bien de nuestros alumnos, el éxito de nuestra misión está casi asegurado. La ignorancia, junto con la sumisión y la obediencia, grandes virtudes sociales, les dará un puesto útil en el mundo, y eso les asegurará una vida tranquila y fructífera, cumpliendo con lo que la sociedad espera de ellos. En caso contrario, su vida, nunca viene mal recordarlo, estaría llena de dolor y frustración, y eso, por el bien de nuestros alumnos, repito, nunca debe suceder.


Nada más que decir. Viva la verdadera educación. En este día de la cultura, la verdadera y única cultura: la cultura de la docilidad y la ignorancia, quiero felicitar a todos los profesores que están cumpliendo con sus obligaciones naturales. El estado les agradece su trabajo.



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