sábado, 27 de mayo de 2017




















SALA DE ESPERA (ANTICIPO)


¿Cuánto tiempo hemos pasado en una sala de espera? Esperando un tren que casi nunca llega puntual. Todos los días, todas las semanas, todos los meses, todos los años… Siempre la misma estación, siempre las mismas paredes. Muchas veces los mismos pasajeros. Hemos ido al trabajo en tren, al colegio en tren, a la mili en tren, nos hemos ido del pueblo en tren y hemos vuelto cada verano, lentos viajes, con niños y maletas, con la alegría de ver a los que quedaron allí, a los que vuelven como nosotros, a los que sólo permanecen en los nombres de las lápidas de un cementerio pequeño y pobre, y en los agrietados retratos de las repisas. ¿Cuántas veces hemos matado el tiempo fumando o charlando, o contemplando el vuelo de los pájaros o viendo cómo empiezan a florecer los almendros? ¿Cuántas veces hemos perdido la paciencia porque el tren no llegaba y la novia esperaba en un andén desierto, en otra estación perdida en el páramo, o cobijada en un bosque denso, o erguida con orgullo entre campos bien cultivados, al final del camino que lleva al pueblo? (...)


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