domingo, 29 de noviembre de 2015










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No tengo tiempo para los viejos amigos.
Hola Thierry. ¿Cómo estás? ¿Qué tal
tus hijas? ¿Ya van a la escuela? ¿Cómo se llamaba
la pequeña? No lo recuerdo. Hace tiempo
que no voy por Bruselas. Y no sé si podré volver
a hacerlo algún día.
Me acuerdo mucho de ti. Y de Cova.
Y de los pocos viejos amigos que me quedan.
Todavía conservo aquel posavasos donde
copiaste aquella extraña frase
que nos murmuró un camarero.
Algo sobre alguna revolución olvidada.
El Mayo francés. La Primavera de Praga.
Páginas que borró el fuego. Ilusiones
que ahora nos hacen sentir vergüenza.

No tengo tiempo para los viejos amigos.
El trabajo. Las facturas.
Hay que cambiar de coche. Hay que llamar
al electricista. Todavía miró los mapas.
Pero sé que no los usaré nunca.
No me puedo quejar. Sabía dónde me metía.
Media vida esperando…. Y ya ves…
Gil de Biedma nos lo dejó muy claro.
Pero ¿cómo íbamos a hacerle caso?
La vida es una gran derrota.
Una interminable agonía.
Un lento resbalar hacia la muerte.
  

miércoles, 4 de noviembre de 2015







¿Hace falta otro artículo de mujeres artistas? ¿A estas alturas de la película? Yo pensaba que no. Pero entonces leí esto…
«Todas las creaciones intelectuales  y artísticas, incluso las bromas, las ironías o las parodias, tienen mayor recepción en la mente de las masas cuando éstas saben que, en algún lugar detrás de una gran obra o de un gran engaño, se encuentra una polla y un par de pelotas.»
¿Habéis visto Big Eyes, la película de Tim Burton? No voy a hablar de ella, porque no es el momento, pero sí voy a hacer una reflexión: ¿hasta qué punto pensáis que el hecho de que el supuesto autor de unos cuadros sea un varón influye en su éxito? Sí, desde luego. La respuesta está clara; al menos para mí. (...)

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