jueves, 2 de enero de 2014



Unas reflexiones sobre la naturaleza pasada y presente del poder.


NADA NUEVO BAJO EL SOL (NUESTRO SUFRIMIENTO TIENE UN MOTIVO, PERO NO UN SENTIDO)

Transcribo un párrafo que creo que resume bien la idea central de un artículo del profesor premio novel de economía Paul Krugman publicado recientemente en El País:

“Aparte de todo esto, en el corazón de Europa –sobretodo en Alemania– una proporción considerable de la opinión pública está profundamente imbuida de una visión falsa de la situación. Hablen con las autoridades alemanas y les describirán la crisis del euro como un cuento con moraleja, la historia de unos países que vivieron por todo lo alto y ahora se enfrentan al inevitable ajuste de cuentas. Da igual que esto no sea en absoluto lo que sucedió (o el asimismo incómodo hecho de que los bancos alemanes desempeñasen una función muy importante a la hora de inflar la burbuja inmobiliaria de España). Su historia se limita al pecado y sus consecuencias, y se atienen a ella.
“Y lo que es peor, esto es también lo que creen los votantes alemanes, en gran parte porque es lo que los políticos les han contado. Y el miedo a la reacción negativa de unos votantes que creen, erróneamente, que les toca cargar con las consecuencias de la irresponsabilidad de los europeos del sur hace que los políticos alemanes no estén dispuestos a aprobar un préstamo de emergencia  esencial para España y otros países con problemas a menos que antes se castigue a los prestatarios.”

En fin, el artículo sigue, y no tiene desperdicio. La final la conclusión es la de siempre, la ignorancia, la mezquindad y la avaricia se suman a partes iguales para hacer que el problema se vuelva irresoluble. Porque para resolverlo los que tienen la capacidad de hacerlo tendrían que levantarse y mover el culo para ayudar a sus vecinos, aunque sólo sea para volver a poder sentarse luego tranquilamente otra vez en su cómodo asiento, con su culo a salvo. Si no hacen nada, a lo mejor un día se encuentran con que les han embargado, a ellos también, la silla. La historia da muchos ejemplos de casos parecidos. Tan abundantes como inútiles. Por lo visto el ser humano es incapaz de aprender nada (y cuanto mayor es el grado de poder menor es su capacidad de aprender). En fin, nada nuevo bajo el sol.